Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

domingo, 31 de enero de 2010

Iuvenum Patris


Lo importante es "no sólo querer a los jóvenes, sino que se den cuenta de que son amados" [20].


“El educador auténtico, pues, participa en la vida de los jóvenes, se interesa por sus problemas, procura entender cómo ven ellos las cosas, toma parte en sus actividades deportivas y culturales, en sus conversaciones; como amigo maduro y responsable, ofrece caminos y metas de bien, está pronto a intervenir para esclarecer problemas, indicar criterios y corregir con prudencia y amable firmeza valoraciones y comportamientos censurables. En tal clima de "presencia pedagógica" el educador no es visto como "superior", sino como "padre, hermano y amigo" [21].
En esta perspectiva, son muy importantes las relaciones personales. Don Bosco se complacía en utilizar el término "familiaridad" para definir cómo tenía que ser el trato entre educadores y jóvenes. Su larga experiencia le había llevado a la convicción de que sin familiaridad es imposible demostrar el amor, y que sin tal demostración no puede surgir la confianza, condición imprescindible para el buen resultado de la educación. El cuadro de objetivos, el programa y la orientación metodológicas sólo adquieren concreción y eficacia, si llevan el sello de un "espíritu de familia" transparente, o sea, si se viven en ambientes serenos, llenos de alegría y estimulantes.
A propósito de esto conviene recordar, por lo menos, el amplio espacio y dignidad que daba el Santo al aspecto recreativo, al deporte, a la música y al teatro o —como solía decir— al patio. Aquí, en la "espontaneidad y alegría de las relaciones, es donde el educador perspicaz encuentra modos concretos de intervención, tan rápidos en la expresión como eficaces por la continuidad y el clima de amistad en que se realizan [22]. El trato, para ser educativo, requiere interés continuo y profundo, que lleve a conocer personalmente a cada uno y, simultáneamente, los elementos de la condición cultural que es común a todos. Se trata de una inteligente y afectuosa atención a las aspiraciones, a los juicios de valor, a los condicionamientos, a las situaciones de vida, a los modelos ambientales, y a las tensiones, reivindicaciones y propuestas colectivas. Se trata de comprender la necesidad urgente de formar la conciencia y el sentido familiar, social y político, de madurar en el amor y en la visión cristiana de la sexualidad, de la capacidad crítica y de la conveniente ductilidad en el desarrollo de la edad y de la mentalidad, teniendo siempre muy claro que la juventud no es sólo momento de paso, sino tiempo real de gracia en que construir la personalidad.”


Don Bosco - Profeta que supo escuchar la voz de Dios.

Hoy celebramos en mi Parroquia, Maria Auxiliadora de Ramos Mejia la festividad de San Juan Bosco. Aunque la parroquia ahora depende de la diócesis de San Justo, ambos sacerdotes diocesanos el Párroco, Presbítero Raúl Cuevas y el Vicario Parroquial, Presbítero Claudio Pulli han sabido ir “conquistando” de a poco con paciencia y buen tino esta feligresía que era mayormente “salesiana”, no solo respetando, sino además nutriendo el espíritu y el carisma salesiano.

Al hablar del Evangelio de hoy (Lc 4 21-30) en su preciosa homilía Mons. Cuevas engarzó con el Evangelio la condición de profeta de San Juan Bosco, “profeta de su tiempo que supo escuchar la voz de Dios”.


Transcribo a continuación parte de la homilía de Mons. Cuevas:

“El profeta es ante todo un hombre de Dios. Es llamado por Dios para una misión. Así se relata en el llamado de varios profetas del Antiguo Testamento como el caso de Jeremías (Jer 1 4-5) antes que te formaras en el vientre de tu madre, yo te llamé, antes que nacieras te consagré. Este hombre de Dios está atento a la Palabra y sabe interpretarla. El caso del joven Samuel nos relata como Dios lo llama y el aún no sabe discernir de donde proviene el llamado (Samuel 3,1-10).
El profeta está llamado a discernir los signos de los tiempos, es decir saber interpretar el paso de Dios, por la historia de los hombres. El verdadero profeta experimenta también el rechazo, le pasó a los profetas antiguos como Jeremías, Isaías, Ezequiel, y otros. Siente el llamado de Dios para predicar al pueblo pero el pueblo muchas veces rechaza su mensaje y el profeta experimenta el dolor y hasta preferiría no haber sido llamado ( Libro de las Lamentaciones)
Jesús es el profeta en el que se cumplen todas las profecías del Antiguo Testamento. El vino a dar cumplimiento “Hoy se ha cumplido este pasaje de escritura que acaban de oír” (Lucas 4,21), les dijo en la sinagoga luego de leer el pasaje del profeta Isaías (Isaías 61,1-2).
Nosotros también estamos llamados a ser profetas, desde el bautismo somos sacerdotes, profetas y reyes. Estamos llamados a profetizar en nombre del Señor, para ello hay que saber primero escuchar a Dios, ser hombres y mujeres de ovación y tener la valentía de anunciar y denunciar como Jeremías.
Dios sigue llamando y suscitando profetas para todos los tiempos, como suscitó a San Juan Bosco, quien desde muy joven bajo la guía de su mamá Margarita, aprendió la confianza en la Providencia y la devoción a la Virgen Maria Auxiliadora.
Ordenado sacerdote sintió el llamado a evangelizar a los jóvenes. Un día convocó a un grupo de jóvenes de entre 18 y 22 años y les propuso iniciar con ellos una pía sociedad llamada de San Francisco de Sales, que luego se conocería como salesianos. Con ellos comenzó la gran obra de evangelizar a los jóvenes, a los más alejados de Dios y de la Iglesia, privilegiando a los más pobres.
Esta fue y es la obra de un profeta que en su tiempo supo escuchar la voz de Dios y tuvo la valentía de ponerla en práctica contra todos los que consideraban que iba a ser imposible.
Pidámosle a San Juan Bosco, padre y maestro de la juventud, que nos ayude a llevar a los jóvenes de hoy el mensaje de Jesús.

Maria Auxilium Christianorum ora pro nobis.- Don Bosco (3)



Recordamos hoy el domingo 31 de enero de 1988, otro de los domingos del Año Mariano, durante el cual Juan Pablo II nos invitaba peregrinar a los santuarios marianos. Una peregrinación algo diferente pues el día de esta “visita” , fiesta de san Juan Bosco, se recordaba el centenario de la muerte del santo.
En esta peregrinación espiritual Juan Pablo II nos invitaba acercarnos con el pensamiento a la Basílica de Maria Auxiliadora de Turín, al . “monumento a la Virgen construido por San Juan Bosco”.
“Tengo grabado en mí – decia el Santo Padre - el recuerdo del gran cuadro colocado sobre el altar mayor del santuario. En él Don Bosco quiso que se expresara la visión que tenía de la función eclesial de la Virgen, la de ser "Madre de la Iglesia y Auxilio de los cristianos" (cf. Maravigile della Madre di Dio invocata sotto il titolo di Maria Ausiliatrice, Turín 1868, pág. 6). En el cuadro, está en lo alto, iluminada por el Espíritu Santo y rodeada de los Apóstoles. El Santo había pedido al pintor Tomaso Lorenzone que reprodujera alrededor de Ella los momentos más significativos de la historia, en los que la Auxiliadora había mostrado su materna y extraordinaria protección hacia la Iglesia. El artista le dijo que necesitarían todas las paredes del templo, y no pudo plasmar en imágenes la grandiosa propuesta de Don Bosco.
“Don Bosco – expresaba el Santo Padre - como se le llama cariñosamente en todo el mundo… veneró, amó, imitó profundamente a la Virgen bajo el título de Auxilium Christianorum difundió insistentemente su devoción, vio en Ella el fundamento de toda su ya mundial obra en favor de la juventud y de la promoción y defensa de la fe. A él le gustaba decir " María misma se ha construido su casa", como subrayando el que la Virgen hubiese inspirado milagrosamente su camino espiritual y apostólico de gran educador y, de un modo más amplio, el que María hubiera sido puesta por Dios como ayuda y defensa de toda la Iglesia.”
Con esa misma fecha 31 de enero de 1988 el Papa daba a conocer su Carta Apostólica Iuvenum Patris dirigida a don Egidio Vigano, rector mayor de la Sociedad de san Francisco de Sales.

Un sueño hecho realidad – San Juan Bosco (2)

“A los nueve años tuve un sueño que se me quedó profundamente gravado. "Yo estaba cerca de nuestra, casa en un patio muy grande, donde muchos niños jugaban. Unos reían, otros blasfemaban. Me lancé en medio de ellos, dando gritos y golpeándolos para callarlos.

En ese momento apareció un hombre imponente. Su rostro luminoso me impedía verle de frente. Me llamó por mi nombre y me dijo: - No es con golpes sino con mansedumbre y caridad que vas a hacer de ellos tus amigos. Comienza a hablarles de la fealdad del pecado y del valor de la virtud. Intimidado, temeroso, le respondí que yo no era más que un pobre niño ignorante. Los chicos dejaron de pelearse y de gritar, se agruparon en torno a Él.

Yo le pregunté: ¿Quién es usted para ordenarme estas cosas imposibles? Justamente, porque parecen imposibles debes hacerlas posibles, obedeciendo y adquiriendo sabiduría. - ¿Cómo puedo adquirir sabiduría? Te daré una institutriz. Con su ayuda podrás llegar a ser sabio. -¿Pero quién es Usted? Yo soy el Hijo de la Mujer a quien tu madre te ha enseñado a orar tres veces por día.

Pregúntale a Ella mi nombre.

Al instante vi a su lado una Señora de aspecto majestuoso, llevaba un manto resplandeciente, como el sol. Se acercó a mí, me pidió que avanzara y me tomó de la mano con bondad: Mira, me dijo. Entonces me percaté de que los niños habían desaparecido. En su lugar estaba una multitud de cabritos, perros, gatos, osos, y otros animales. "Este es tu dominio. Aquí vas a tener que trabajar. Sé humilde, valiente y fuerte: y lo mismo que ocurre con estos animales tú lo harás por mis hijos"

Volví los ojos y en lugar de los animales salvajes apareció una cantidad de corderos saltaban, corrían, balaban alrededor del Hombre y de la Mujer como si les quisieran rendir homenaje. Siempre en mi sueño, me puse a llorar y le rogaba a la Señora que me explicara de manera más clara, pues yo no comprendía lo que eso significaba. Ella me puso la mano sobre la cabeza y me dijo:"Lo comprenderás en su justo momento."

Tras sus palabras, un ruido me despertó. Yo estaba estupefacto. Tenia la impresión que las manos me hacían daño por los puñetazos que había distribuido y que el rostro me ardía por las bofetadas recibidas de aquellos pilluelos.”
"Recuerdos autobiográficos": San Juan Bosco

San Juan Bosco (1) padre y maestro de la juventud

Hoy celebramos la fiesta de San Juan Bosco, aniversario de su muerte en Turín, el 31 de enero de 1888
Un apóstol de la juventud, de la juventud mas necesitada de amor, y de educación, que por inspiración divina supo dirigir sus pasos hacia este sur del sur con sus misioneros, que sembraron su espíritu en las grandes extensiones de la Argentina.

Por voluntad de su fundador los Salesianos son
"íntimamente solidarios con el mundo y con su historia", están "abiertos a la cultura de los pueblos y las necesidades de los jóvenes y de los ambientes populares", y luchan por "la justicia y la paz, rechazando todo cuanto favorece la miseria, la injusticia y la violencia, y cooperando con quienes construyen una sociedad más digna del hombre" (Artículos 6, 7 y 33 de sus Constituciones).

Hacia aquí se dirigió la “primera expedición misionera en 1875, dando origen a las Misiones Salesianas. Un grupo de diez misioneros salió de Turín el 11 de noviembre de 1875, se embarcó en Génova el 14 de noviembre y llegó a Buenos Aires el 14 de diciembre. Su destino final era la Patagonia Argentina. (Misioneros salesianos)

sábado, 30 de enero de 2010

Cracovia y Roma: Dos Iglesias hermanas (7)


Cracovia y Roma: Dos Iglesias hermanas (7)
6 de 10 “capitulos” de la ponencia de Mons. Stanislaw Rylko / Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos

“Habíamos ya dicho que en el ministerio episcopal de Karol Wojtyla la figura de San Estanislao no solo significo un modelo sino también un programa pastoral. Pero que programa? Para el obispo Estanislao, el hilo conductor del trabajo pastoral fue la reforma de la Iglesia querida por Gregorio VII y lo pago con su vida derramando su propia sangre. Después de 900 años fue el Concilio Vaticano II que orientó la tarea pastoral de Karol Wojtyla. El fue un obispo del Concilio, en el sentido más pleno de la palabra. Participo en todas las sesiones del Vaticano II y colaboró, de manera directa, sobre todo en la compilación del famoso Esquema XIII, la futura Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo Gaudium et Spes. Consideraba cada desspedida para tomar parte en las sesiones conciliares como una verdadera peregrinación de la tumba de San Estanislao a la tumba de San Pedro. La unión entre Cracovia y Roma era palpable. Después del Concilio el Arzobispo de Cracovia, con el libro «A las fuentes de la Renovación. Estudio sobre la aplicación del Concilio Vaticano II» quería darle a su Iglesia una clave de lectura de los documentos conciliares y una guía para su implementación. En las conclusiones se lee: “Al encarar este estudio el autor de alguna manera quería retribuir lo recibido en el Concilio Vaticano II. Pero retribuir significa en este caso actuar”
Para conmemorar el IX centenario de la llamada de San Estanislao al obispado de Cracovia, Karol Wojtyla convocó un sínodo pastoral para la Arquidiócesis, dedicado por entero a la aplicación del Concilio Vaticano II, tarea que debía durar siete años, desde 1972 a 1979. Al anunciar aquel importante acontecimiento eclesial escribía: «Con estos trabajos queremos realizar una profunda aplicación del Concilio, deseamos asumir el Concilio Vaticano II, acoger sus contenidos, acoger su doctrina, acoger su orientación pastoral. Acoger todo esto significa tomar posesión, adoptarlo como propio, lo cual nuevamente nos recuerda aquella relación esencial en la cual toda Iglesia particular, toda diócesis tiene con la Iglesia universal» Y de esta manera explicaba la estrechísima relación del acontecimiento con el aniversario de San Estanislao. «Hemos querido unir este esfuerzo histórico de la Iglesia de Cracovia en este tiempo postconciliar con el aniversario de San Estanislao, con el IX Centenario de su servicio pastoral en la cátedra de Cracovia. Tal como el, acorde a su tiempo, se esforzó por conducir la fe de nuestros progenitores a su madurez, así también a nosotros el Concilio Vaticano II nos ha dado las indicaciones y dirigido la llamada a conducir nuestra fe a aquella madurez que requiere nuestro propio tiempo» En la vida de la iglesia de Cracovia inició asi un periodo de estudio y de oración muy intenso, que junto a sacerdotes y religiosos, involucró exhaustivamente todos los estratos de la sociedad. La experiencia de este Sínodo, de una formulación tan nueva, produjo frutos extraordinariamente ricos, que siguen nutriendo hoy a la Iglesia Cracovia. La Divina Providencia ha querido que fuese precisamente Karol Wojtyla quien concluyera solemnemente los trabajos y promulgare los documentos en la Catedral de Wawel, el 8 de junio de 1979, ya siendo Papa, durante su primera visita pastoral a Polonia. Con gran emoción expresó en aquella ocasión: « Se realiza hoy un ardiente deseo de mi corazón. El Señor Jesús, que me llamó estando yo en esta sede de San Estanislao, en vísperas de su IX centenario, me permite participar en la clausura del Sínodo de la archidiócesis de Kraków» Cuan inescrutables son los designios
del Señor!

viernes, 29 de enero de 2010

La Biblia – El Libro del pueblo de Dios


La Biblia – El Libro del pueblo de Dios
(Traducción argentina)
Durante mucho tiempo me pareció extrañísimo que la Biblia – El Libro del pueblo de Dios no estuviese en español en el sitio de la Santa Sede, hasta podría decir que estaba casi escandalizada;) Pero oh sorpresa ni siquiera me di cuenta cuando apareció allí y utilizaba otras fuentes en mis traducciones. . Supongo que se incorporó en el año 2007 porque de esa fecha es el ©
(© Libreria Editrice Vaticana 2007 05 07)
cuando las otras versiones son del 2003 y la traducción china que debe ser mas reciente.

Lo notable es que la traducción “española” no es precisamente española, sino argentina, segun aclara la pagina de la Santa Sede y “fue traducida de los originales hebreo y griego por Mons. Alfredo B. Trusso y Mons. Armando J. Levoratti de la Fundación Palabra de Vida, realizada durante mas de veinte años de arduo, tenaz y constante trabajo” como dice la pagina de la misma Fundaciòn.
Arduo y erudito trabajo, de veras.
Felicitaciones y sinceras gracias a Mons. Trusso y a Mons. Levoratti
y a todo el equipo de traductores y ayudantes.

jueves, 28 de enero de 2010

“Porqué es santo?”


Fue presentado un nuevo libro sobre Karol Wojtyla / Juan Pablo II «Por qué es santo. El verdadero Juan Pablo II contado por el postulador de la causa de beatificación» del Papa, Monseñor Slawomir Oder, con la colaboración del periodista Saverio Gaeta. Publicado por la Editorial italiana Rizzoli, acaba de ser presentado en Roma en presencia del cardenal Jose Saraiva Martins, prefecto emérito de la Congregación para las Causas de los Santos. Espero ansiosamente tener el ejemplar en mano para poder compartir algunos textos en este blog. De los comentarios que he leído recomiendo el de Aciprensa y el de Zenit
hasta que reciba mi ejemplar;)


Decia el periodista Saverio Gaeta anticipando la presentación a Famiglia Cristiana, refiriéndose a las palabras de Juan Pablo II:

«Tratan de comprenderme desde afuera. Pero yo solo puedo ser comprendido desde adentro»

“Hoy vemos la verdad de esta confidencia de Juan Pablo II con total claridad, después que la documentación del proceso para su beatificación pusiera en evidencia aspectos desconocidos, que echan nueva luz sobre toda la vida humana, espiritual y eclesial de Karol Wojtyla. Lo que proponemos con exclusividad es uno de estos extraordinarios e inéditos documentos incluidos en el volumen Perché è santo (Rizzoli). Monseñor Slawomir Oder, el postulador de la causa de beatificación del Pontífice ha resumido los miles de paginas de testimonios y escritos recogidos en las tres investigaciones diocesanas desarrolladas en Roma, en Cracovia y en Nueva York, que han permitido declarar las “virtudes heroicas” del papa Wojtyla. Acerca de la posible dimisión de Juan Pablo II se hablo en varias ocasiones, sobre todo cuando el avance de la enfermedad de Parkinson le hacia difícil realizar hasta los mas sencillos gestos cotidianos. Pero nadie imaginaba que ya en 1989 el Papa había firmado una carta en la cual renunciaba a su posición, intención que confirmaría en 1994. Un conmovedor gesto de responsabilidad que no fue cumplido tan solo debido a la heroica voluntad de Wojtyla de cumplir hasta el fin la misión que le fuera confiada por Dios.”

miércoles, 27 de enero de 2010

Las lápidas de Auschwitz

A nadie le es lícito pasar delante de esta lápida con indiferencia"
(Homilía del 7 de junio de 1979)


Recordamos hoy el 65 aniversario de aquel “Gólgota del mundo contemporáneo”, “fruto trágico de un odio programado”, que Juan Pablo II recordaba en lo que fuera uno de sus últimos Mensajes el 27 de enero de 2005,
al cumplirse 60 años de la “liberación de los prisioneros del campo de exterminio de Auschwitz”

“Durante estos días – decía en su Mensaje - es preciso recordar a los varios millones de personas que sin ninguna culpa soportaron sufrimientos inhumanos y fueron aniquiladas en las cámaras de gas y en los crematorios. Me inclino ante todos los que experimentaron aquella manifestación del mysterium iniquitatis”. decia con respeto y dolor el Papa, recordando en su Mensaje a aquellos “hijos e hijas que estaban destinados al exterminio total.” .
Y ante aquellas lápidas dedicadas a las víctimas, con inscripciones en varios idiomas agregaba “Aquel intento de destruir de modo programado a todo un pueblo se extiende como una sombra sobre Europa y sobre el mundo entero; es un crimen que mancha para siempre la historia de la humanidad…Ante la tragedia de la Shoah a nadie le es lícito pasar de largo.. Que esto sirva, al menos hoy y en el futuro, como una advertencia: no se debe ceder ante las ideologías que justifican la posibilidad de pisotear la dignidad humana a causa de la diversidad de raza, de color de la piel, de lengua o de religión. Dirijo este llamamiento a todos y, particularmente, a los que en nombre de la religión recurren al atropello y al terrorismo.”

"Hoy se celebra el "Día de la memoria", en recuerdo de todas las víctimas de aquellos crímenes, especialmente de la aniquilación planificada de los judíos, y en honor de cuantos, arriesgando la propia vida, protegieron a los perseguidos, oponiéndose a la locura homicida. Pensamos con el ánimo apesadumbrado en las innumerables víctimas de un ciego odio racial y religioso, que sufrieron la deportación, la prisión, la muerte en aquellos lugares aberrantes e inhumanos” decía el Santo Padre Benedicto XVI en su alocución después de la Audiencia General. de hoy. “Este evento y los testimonios de los supervivientes –agregaba- revelaron al mundo el horror de crímenes de inaudita crueldad, cometidos en los campos de exterminio creados por la Alemania nazi.” La memoria de estos hechos -terminó-, en particular del drama de la Shoah que azotó al pueblo judío, suscite un respeto cada vez mayor de la dignidad de cada persona, para que todos los seres humanos se sientan una sola y gran familia. ¡Que Dios omnipotente ilumine los corazones y las mentes para que no se repitan tragedias de este tipo!".(VIS 100127 (230)

martes, 26 de enero de 2010

Juan Pablo II un gran comunicador de esperanza


(2da parte de la entrevista realizada por Angelo Zema, Director responsable del boletín Totus Tuus de la Postulación de la causa de beatificación y canonización del Siervo de Dios Juan Pablo II
responden George Weigel, Mario Agnes y Joaquín Navarro-Valls
(invito leer el texto completo en Totus Tuus Nr 6 octubre 2006


Juan Pablo II ha sido un gran comunicador, y un gran comunicador de esperanza. Le ha dado el ejemplo a cada cristiano como vivir su propia fe. Personalmente no creo que este aspecto se circunscriba a su relación con los medios, sino que pienso que es posible hablar de un auténtico estilo en las comunicaciones - y de la comunicación de la verdad y de la fe, que ha signado toda su vida. Los gestos, las sonrisas, los abrazos y las caricias, la “onda” con los jóvenes, las ovaciones. Pero al mismo tiempo estar igualmente absorto en la oración, en los silencios y en las miradas, o resistiendo en situaciones extremas (pienso en la tempestad de nieve en Sarajevo, citando sólo un ejemplo) son todos ejemplos de ese estilo. Que le transmite esta herencia? Y cual cree Usted es el legado a la Iglesia y a las personas de nuestro tiempo?

George Weigel
Un pensador católico observó una vez que el gozo es el sello infalible de la verdadera fe. La capacidad de Juan Pablo II de “comunicar” no provenía del hecho de haber aprendido ciertas habilidades escénicas cuando se desempeñaba como joven actor: la capacidad de comunicar del Papa emanaba del hecho que él realmente tenia algo que comunicar y no podía dejar de comunicarlo. Su ferviente fe en Jesucristo y la esperanza para la humanidad que nacía de aquella misma fe. Aquella fe y aquella esperanza se abrieron en un verdadero dialogo con todos. Y esta es una lección importante: la verdadera fe cristiana no nos limita o cierra frente al prójimo sino que nos abre en un verdadero encuentro con los demás.

Mario Agnes
En el último viaje a Polonia me tocó asistir al Santo Padre en la visita a “su” Santuario de Czestochowa. La capilla donde está la Virgen es muy pequeña. Buscando un espacio para arrodillarme, me di cuenta a ultimo momento que estaba tan cerca del Santo Padre que casi podía tocarlo. Oraba. Y en un determinado momento oraba casi en voz alta. Parecía no terminar. Aquel encuentro con “la Madre” conmocionó todo el programa de la visita. Y yo desde aquel viaje llevo dentro de mí aquel coloquio. Sin haber comprendido una palabra. O bien habiéndolas comprendido todas.....
Su Pontificado, su haber sido el Sucesor de Pedro, ha sido un camino concreto, visible, sin pausa, entre hombres y pueblos. Un camino a través de la «geografía» de la fe, a través de la «geografía» de las situaciones, a través de la «geografia» de la cotidianidad (y entre esa « geografía » de la cotidianidad no puedo menos que reconocer que también está el "L'Osservatore Romano").
Ha sido un camino a través de la «geografía» del sufrimiento, de las ilusiones, de las desilusiones, apremios y opresiones, de las esperanzas de cada hombre, de cada pueblo, de cada nación. Y quiero destacar en particular : « de cada hombre ». Porque uno no es igual a otro según Juan Pablo II. Por cada hombre, por cada pueblo, por cada nación, el verdaderamente ha inaugurado aquello que guardaba tan cerca de su corazón: la nueva evangelización. Lo ha hecho mediante un itinerario que en casi 27 años se ha caracterizado y se sigue caracterizando cada vez más como juanino, paulino, petrino.
Se dirigía sobre todo a los jóvenes: les pedía que abrieran de par en par las puertas a Cristo, pero les pedia la audacia de la Verdad. Audacia de la Verdad abriendo brechas en los muros de piedra y en los corazones, a veces más duros que la piedra. Brechas a través de las cuales se pueda pasar de entre las vicisitudes humanas a tres realidades importantes: la gran Verdad de Dios sobre el hombre, el tierno Evangelio de la vida y el estupendo proyecto creativo de Dios.

Joaquin Navarro Valls
Juan Pablo II ha comunicado el universo de valores humanos y cristianos de la fe en un momento histórico y cultural de gran ambigüedad acerca de estos valores. Comenzó a viajar, a visitar países y naciones, culturas, sociedades y personas individuales para llevarles ante todo el mensaje cristiano. La opinión publica ha seguido fascinada a este “Papa vagabundo”, como una vez escuché decir de él. Pero esta fascinación dependía solo de su figura, su voz, sus gestos? No, en absoluto. Dependía en conjunto de aquello que decía y como lo decía. Aquello que fascinaba era la sensación de autenticidad que se sentía cuando se lo escuchaba. La unión perfecta entre los conceptos que comunicaba y el gesto que acompañaba a estos conceptos. Nada en el era “prefabricado”, aprendido como se aprenden los gestos en una escuela de declamación. Un critico televisivo americano escribió que el Papa “dominaba la televisión ignorándola”

A los jóvenes, como también a los no tan jóvenes, no proponía un cristianismo a medida, sino un cristianismo a veces exigente. Y lo seguían con entusiasmo, en la seguridad que el, el Papa, tenia razón no obstante las dificultades que se podían plantear para vivir los ideales que les proponía. No me agrada escuchar decir que Juan Pablo II era el Papa “de los gestos”

Fue el pastor que comunico de tal manera – concepto, gesto, palabra – las virtudes cristianas que hacia fácil al menos desear vivirlas.

Hay una frase en los Evangelios referida a Jesús, que dice que la gente lo seguía porque hablaba con autoridad y no como los fariseos. Naturalmente en otra dimensión, con Juan Pablo II, ocurría lo mismo; se tenia la sensación que los valores que predicaba eran verdaderos y que eran carne y hueso en él. Por eso convencía, por su autenticidad.

lunes, 25 de enero de 2010

Inescrutables designios de la Providencia


“Conservo vivo en la memoria mi primer encuentro con la Ciudad Eterna. Sucedió al final del otoño de 1946, cuando vine aquí después de la ordenación sacerdotal, para continuar los estudios. Al llegar, traía dentro de mi una imagen de Roma sacada de la historia, de la literatura y de toda la tradición cristiana. Durante bastantes días caminaba por la ciudad (que entonces no era todavía tan extensa como hoy, y contaba quizá con cerca de un millón de habitantes), pero no lograba encontrar plenamente la imagen de aquella Roma que desde hacía tiempo llevaba en mi mente.
Sin embargo, poco a poco la encontré. Esto ocurrió sobre todo cuando visité las basílicas más antiguas; y aún más cuando visité las catacumbas. ¡La Roma de los comienzos de la cristiandad! ¡La Roma de los Apóstoles! ¡La Roma de los mártires! Esta Roma que está en los orígenes de la Iglesia y, al mismo tiempo, en los orígenes de la gran cultura que hemos heredado.
Hoy deseo saludar a esta Roma con la veneración más profunda y con el amor más grande.
3. El período de Cuaresma, al que nos acercamos, nos introduce cada año en los secretos de esta Roma y nos manda seguir sus huellas. Este año lo haré por vez primera como Obispo de Roma. ¿Se podía pensar en esto cuando vine aquí por primera vez?
¡Verdaderamente los designios de la Providencia divina son inescrutables!”


domingo, 24 de enero de 2010

La oración - Opus gloriae – como rezar?


Se puede y se debe rezar de varios modos, como la Biblia nos enseña con abundantes ejemplos. El libro de los Salmos es insustituible.
Hay que rezar con «gemidos inefables» para entrar en el ritmo de las súplicas del Espíritu mismo.
Hay que implorar para obtener el perdón, integrándose en el profundo grito de Cristo Redentor (Hebreos 5,7).
Y a través de todo esto hay que proclamar la gloria.
La oración siempre es un opus gloriae (obra, trabajo de gloria). El hombre es sacerdote de la creación. Cristo ha confirmado para él una vocación y dignidad tales. La criatura realiza su opus gloriae por el mero hecho de ser lo que es, y por medio del esfuerzo de llegar a ser lo que debe ser.
También la ciencia y la técnica sirven en cierto modo al mismo fin. Sin embargo, en cuanto obras del hombre, pueden desviarse de este fin. Ese riesgo está particularmente presente en nuestra civilización que, por eso, encuentra tan difícil ser la civilización de la vid y del amor. Falta en ella el opus gloriae, que es el destino fundamental de toda criatura, y sobre todo el hombre, el cual ha sido creado para llegar a ser, en Cristo, sacerdote, profeta y rey de cada terrena criatura.”

(Juan Pablo II/Vittorio Messori Cruzando el umbral de la esperanza, cap 2-pag 39, pag.46/7, Plaza & Janes 1994

sábado, 23 de enero de 2010

Qué es la oración? (2)


La oración es una búsqueda de Dios, pero también es revelación de Dios. A través de ella Dios se revela como Creador y Padre, como Redentor y Salvador, como Espíritu que «todo lo sondea hasta las profundidades de DIos» (1, Corintios 2,10) y, sobre todo, «los secretos de los corazones humanos» (Salmo 44(43)22). A través de la oración, Dios se revela en primer lugar como Misericordia, es decir como Amor que va al encuentro del hombre que sufre.
Amor que sostiene, que levanta, que invita a la confianza. La victoria del bien en el mundo está unida de modo orgánico a esta verdad: un hombre que reza profesa esta verdad y, en cierto sentido, hace presente a Díos que es Amor misericordioso en medio del mundo.

(Juan Pablo II/Vittorio Messori Cruzando el umbral de la esperanza, cap 5, pag.46/7, Plaza & Janes 1994

viernes, 22 de enero de 2010

¿Qué es la oración? (1)


“¿Qué es la oración?
Comúnmente se considera una conversación. En una conversación hay siempre un «yo» y un «tú». En este caso un Tú con la T mayúscula. La experiencia de la oraciòn enseña que si inicialmente el «yo» parece el elemento más importante, uno se da cuenta luego de que en realidad las cosas son de otro modo. M`´as importante es el Tù,porque nuestra oración parte de la iniciativa de Dios. San Pablo en la Carta a los Romanos enseña exactamente esto. Según el apóstol, la oración refleja toda la realidad creada, tiene en cierto sentido una función cósmica.

El hombre es sacerdote de toda la oración, habla en nombre de ella, pero en cuanto guiado por el Espíritu. Se debería meditar detenidamente sobre este pasaje de la Carta a los Romanos para entrar en el profundo centro de lo que es la oración. Leamos. «La creación misma espera con impaciencia la revelación de los hijos de Dios, pues fue sometida a la caducidad – no por su voluntad, sino por el querer de aquel que la ha sometido-, y fomenta la esperanza de ser también ella liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios. Sabemos que efectivamente toda la creación gime y sufre hasta hoy los dolores del parto, no solo ella, sino que también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente esperando la adopción de los hijos, la redención de nuestro cuerpo. Porque en la esperanza hemos sido salvados»
(8,19-24). Y aquí encontramos de nuevo las palabras ya citadas del apóstol:
«El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque ni siquiera
sabemos qué nos conviene pedir, pero el Espíritu mismo intercede con
insistencia por nosotros, con gemidos inefables» (8,26).

En la oración, pues el verdadero protagonista es Dios. El protagonista es Cristo, que constantemente libera la criatura de la esclavitud de la corrupción y la conduce hacia la libertad, para la gloria de los hijos de Dios. Protagonista es el Espíritu Santo, que «viene en ayuda de nuestra debilidad». Nosotros empezamos a rezar con la impresión de que es una iniciativa nuestra, en cambio, es siempre una iniciativa de Dios en nosotros. Es exactamente asì, como escribe san Pablo. Esta iniciativa nos reintegra en nuestra verdadera humanidad, nos reintegra en nuestra especial dignidad. Sì, nos introduce en la superior dignidad de los hijos de Dios, hijos de Dios que son lo que toda la creación espera.”
(Juan Pablo II: Cruzando el Umbral de la Esperanza (“conversando” con Vittorio Messori) Plaza & Janes, 1994 Capitulo II Rezar: cómo y porqué

jueves, 21 de enero de 2010

Oración del médico

foto de Medicos sin fronteras
Oración del médico compuesta por Juan Pablo II

Señor Jesús, Médico divino,
que en tu vida terrena
tuviste predilección por los que sufren
y encomendaste a tus discípulos
el ministerio de la curación,
haz que estemos siempre dispuestos
a aliviar los sufrimientos de nuestros hermanos.
Haz que cada uno de nosotros,
consciente de la gran misión que le ha sido confiada,
se esfuerce por ser siempre instrumento
de tu amor misericordioso en su servicio diario.
Ilumina nuestra mente.
Guía nuestra mano.

Haz que nuestro corazón sea atento y compasivo.
Haz que en cada paciente
sepamos descubrir los rasgos de tu rostro divino.
Tú, que eres el camino,
concédenos la gracia de imitarte cada día
como médicos no sólo del cuerpo
sino también de toda la persona,
ayudando a los enfermos
a recorrer con confianza su camino terreno
hasta el momento del encuentro contigo.
Tú, que eres la verdad,
danos sabiduría y ciencia,
para penetrar en el misterio del hombre
y de su destino trascendente,
mientras nos acercamos a él
para descubrir las causas del mal
y para encontrar los remedios oportunos.


Tú, que eres la vida,
concédenos anunciar y testimoniar en nuestra profesión
el "evangelio de la vida",
comprometiéndonos a defenderla siempre,
desde la concepción hasta su término natural,
y a respetar la dignidad de todo ser humano,
especialmente de los más débiles y necesitados.
Señor, haznos buenos samaritanos,
dispuestos a acoger, curar y consolar
a todos aquellos con quienes nos encontramos
en nuestro trabajo.
A ejemplo de los médicos santos que nos han precedido,
ayúdanos a dar nuestra generosa aportación
para renovar constantemente las instituciones sanitarias.
Bendice nuestro estudio y nuestra profesión.
Ilumina nuestra investigación y nuestra enseñanza.
Por último, concédenos que,
habiéndote amado y servido constantemente
en nuestros hermanos enfermos,
al final de nuestra peregrinación terrena
podamos contemplar tu rostro glorioso
y experimentar el gozo del encuentro contigo,
en tu reino de alegría y paz infinita.
Amén.

miércoles, 20 de enero de 2010

Juan Pablo II en la Argentina 1987 (9) Cordoba

En la siguiente etapa de su visita apostólica el Santo Padre Juan Pablo I llegaba a Córdoba, la docta, al anochecer del 7 de abril de 1987. Al día siguiente por la mañana comenzó su jornada bien temprano (a las 8.00) en la Catedral de Córdoba, donde lo esperaban unos 300 enfermos e inválidos, que representaban a todos los enfermos del país. El Papa luego de adorar al Santísimo dirigió una alocución a los enfermos y les animó a dirigirse a Jesús “Volved pues a El vuestros ojos, con la segura esperanza de que os aliviará, de que en El encontraréis consuelo. No dudéis en hablarle de vuestro sufrimiento, tal vez también de vuestra soledad; presentadle todo ese conjunto de pequeñas y. a menudo, grandes cruces de cada día, y así –aunque tantas veces parezcan insoportables– no os pesarán, pues será Jesús mismo quien las llevará por vosotros”.
Mas tarde desde la catedral se dirigió en papamóvil al Área Material Córdoba, donde presidió una Misa solemne para las Familias, concelebrada por unos 200 sacerdotes y obispos. En su homilía tratò el tema de la familia.
El Pais” encabezaba la noticia acerca de esta parte de la visita con el ttulo “ Juan Pablo II pronuncia en Argentina la condena del divorcio màs dura de su pontificado”.

Fue una homilia energica, clara. Era tiempo de Cuaresma, cercano a la Semana Santa y a la Pascua y en la primera parte hablo del amor divino, del amor que procede de Dios, para luego dirigirse a las familias, refiriendose a la alianza del matrimonio “sacramento grande referido a Cristo y a la Iglesia” al pacto conyugal, amor fiel, honesto, hasta la muerte.... un gran deber y un gran compromiso”. El Papa defendió el matrimonio y la vida, citando la Encíclica de Pablo VI (Humanae vitae, 8), . su Exhortación apostólica Familiares Consortio y la Constitución pastoral Gaudium et spes de Pablo VI: sobre la Iglesia en el mundo actual
.

Alertó contra "los signos de preocupante degradación, respecto a algunos valores fundamentales del matrimonio y de la familia", propuso a la Sagrada Familia como modelo y animò a los matrimonios argentinos : “¡El futuro de la humanidad se fragua en la familia!” (Familiaris Consortio, 86). El Papa ha venido para pediros, en nombre de Dios, un empeño particular: que toméis con sumo interés la realidad del matrimonio y de la familia en este tiempo de prueba y de gracia; porque “el matrimonio no es efecto de la casualidad o producto de la evolución de fuerzas naturales inconscientes; es una sabia institución del Creador para realizar en la humanidad su designio de amor” Una homilía que merece ser leída completa
A las 15.40 partia hacia Tucumàn.

martes, 19 de enero de 2010

La hora de la familia en la Iglesia y en la sociedad


El futuro de la humanidad pasa a través de la familia
Livio Melina
Presidente actual del Instituto Juan Pablo II con Sede Central en Valencia, un Instituto de Estudios Superiores anexo a la Pontificia Universidad Lateranense, fundado por Juan Pablo II en 1981 con el fin de realizar una labor especifica en el campo de las disciplinas relacionadas con el matrimonio y la familia. El instituto con sede central en Valencia ha publicado en su pagina web Aula abierta – Aula magna un rico acervo de documentos (conferencias, charlas, escritos) . Este blog se hace eco del espíritu del Instituto divulgando sus publicaciones y su invitación a profundizar el magisterio de la Iglesia (Juan Pablo II y Benedicto XVI) en el campo de los temas relacionados con la familia.
Entre los escritos publicados (estos son solo algunos) figuran :
Cuál es el fundamento de la espiritualidad conyugal? Del Prof. Juan de Dios Larrú
Regla para el grupo de matrimonios Humanae vitae Karol Wojtyla
La verdad de la "Humanae vitae" Karol Wojtyla
El amor esponsal cristiano sólo se conoce con el corazón Benedicto XVI
Deus caritas est. Eros y agape en la perspectiva del Misterio Nupcial -
Prof. Leopoldo Vives Soto

Invito visitar:
Pontificio Istituto Giovanni Paolo II per Studi su Matrimonio e Famiglia, Roma
Mi post: Mis dias en Roma (6)

lunes, 18 de enero de 2010

Te adoro árbol severo


Karol Wojtyla
Canción sobre el Dios oculto (1944)
Las orillas llenas de silencio. 11

Te adoro heno holoroso, porque en ti no encuentro
El orgullo de las espigas maduras
Te adoro heno oloroso, porque acogiste
A la Criatura descalza.

Te adoro árbol severo, porque ningún reproche se clava
en tus hojas caídas
Te adoro, árbol severo, porque en su espalda pesabas,
en abrazo sangriento.

Te adoro tenue luz del pan de trigo,
en el cual la eternidad es huésped por un momento,
afluyendo hacia nuestra ribera
Por el secreto sendero.

Karol Wojtyla POESIAS (Biblioteca de autores Cristianos, 1993

domingo, 17 de enero de 2010

Un sí profundo al Señor

para la III Jornada Mundial de la Juventud
«Haced lo que Él os diga» (Jn 2,5)
…“2. El punto central de la Jornada Mundial de la Juventud, pues, será María, Virgen y Madre de Dios. ¿Qué nos dirá María, nuestra Madre y Maestra? En el Evangelio, encontramos una frase en la que María se manifiesta realmente come Maestra. Es la frase que pronunció en las Bodas de Caná de Galilea. Después de haber dicho a su Hijo: «No tienen vino», dice a los sirvientes: «Haced lo que Él os diga».
Y éstas son las palabras que he querido escoger como hilo conductor de la Jornada Mundial de 1988. Encierran un mensaje muy importante, válido para todos los hombres de todos los tiempos. «Haced lo que Él os diga» significa: escuchad a Jesús, mi Hijo; actuad según su palabra y confiad en Él. Aprended a decir «Sí» al Señor en cada circunstancia de vuestra vida. Es un mensaje muy reconfortante, del cual todos tenemos necesidad.
«Haced lo que Él os diga». En estas palabras, María expresa sobre todo el secreto más profundo de su vida. En estas palabras, está toda Ella. Su vida, de hecho, ha sido un «Sí» profundo al Señor. Un «Sí» lleno de gozo y de confianza. María, llena de gracia, Virgen inmaculada, ha vivido toda su existencia, completamente disponible a Dios, perfectamente en acuerdo con su voluntad, incluso en los momentos más difíciles, que alcanzaron su punto culminante en el Monte Calvario, al pie de la Cruz. Nunca ha retirado su «Sí», porque había entregado toda su vida en las manos de Dios: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc, 1,38). Al respecto, os recuerdo lo que destaca la Encíclica Redemptoris Mater: «En efecto, en la Anunciación, María se ha abandonado en Dios completamente, manifestando "La obediencia de la fe" a aquél que le hablaba a través de su mensajero y prestando "el homenaje del entendimiento y de la voluntad". Ha respondido, por tanto, con todo su "yo" humano, femenino, y en esta respuesta de fe estaban contenidas una cooperación perfecta con la gracia de Dios que previene y socorre» y una disponibilidad a la acción del Espíritu Santo que "perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones"» (Redemptoris Mater, n.13).
«Haced lo que Él os diga». Esta breve frase contiene todo el programa de vida que María-Maestra realizó como primera discípula del Señor y que nos enseña en nuestros días. Es el programa de una vida que se apoya en un fundamento sólido que tiene como nombre: Jesús”.

sábado, 16 de enero de 2010

Solidaridad con Haiti - Caritas Argentina

Gacetilla de Caritas Argentina
que invito difundir
4 de enero de 2010

SOLIDARIDAD CON HAITÍ
La ayuda que más ayuda es aquella que se organiza

El golpe sufrido por el pueblo de Haití, uno de los más pobres entre los pobres, en estas horas ha sido terrible. Por eso, queremos expresar nuestra solidaridad y nuestro profundo dolor a quienes sufren las consecuencias de la tragedia ocurrida, especialmente a aquellos que han perdido a sus seres queridos.

En las primeras comunicaciones recibidas desde Cáritas Haití, su responsable en la emergencia Jonides Villarson, nos informó que a pesar de las evidentes dificultades, ya están trabajando con el equipo de emergencias y comenzaron a coordinar las iniciativas de ayuda.

Desde Cáritas Argentina, se dispuso una cuenta bancaria destinada especialmente para este fin, asumiendo que la donación en dinero facilita el acceso y administración de los fondos desde el mismo lugar donde se realiza la asistencia:

Cuenta Corriente Banco Nación Nº 35869/51 - Sucursal Plaza de Mayo 0085
CBU 01105995-20000035869519
A nombre de: Cáritas Argentina Emergencia
CUIT 30-51731290-4

Pedimos a María de Guadalupe, patrona de nuestro continente, que contenga con su amor maternal a las familias y a todos los hombres y las mujeres afectados por esta tragedia.

Gracias por difundir esta información.

Cáritas Argentina – Comisión Nacional
Balcarce 236 – CP (1064), Buenos Aires
Telefax: 4342-8650 / 7931 / 7936 int. 122
comunicaciones@caritas.org.ar
http://www.caritas.org.ar/

Las 14 Encíclicas del Papa Juan Pablo II

Entre los días 8 y 10 de mayo de 2003 se realizo en la “Universidad del Papa” la Pontificia Universidad Lateranense de Roma el Simposio “Juan Pablo II: 25 años de pontificado “La Iglesia al servicio del hombre” . En su alocución
el Papa Juan Pablo II agradecía el encuentro recordando las otras visitas realizadas a ese ateneo, y remarcaba que “Cada encuentro de este tipo despierta en mi alma el recuerdo de las experiencias vividas en la enseñanza académica en Cracovia y en Lublin… años ricos en estudios, en contactos y en investigaciones, animadas por el deseo de descubrir y recorrer nuevas pistas con vistas a una evangelización atenta a los desafíos de la época moderna”

En ese encuentro el cardenal Joseph Ratzinger, ahora nuestro Santo Padre Benedicto XVI, expuso en su conferencia una “panorámica aproximada y superficial” según sus propias palabras de las encíclicas de Juan Pablo II que dividió por grupos de termas afines. Transcribo a continuación el texto completo de la conferencia (que a veces cuesta encontrar en el sitio de la Santa Sede) . Las fotografías (mías) son pinturas de las bóvedas del cielorraso de la Basílica de Consagración a la Santísima Virgen de Wadowice.
Conferencia del Cardenal Joseph Ratzinger

“Sería absurdo pensar que se puede hablar en media hora de las catorce encíclicas de nuestro Santo Padre. Sería preciso examinar cada una detalladamente, para poder comprender la estructura del conjunto y para captar sus temas centrales y la línea de su enseñanza. En media hora sólo se puede brindar una panorámica aproximada y superficial. La elección de los puntos que subrayamos es necesariamente unilateral y podría hacerse también de modo diverso. Además, una valoración conjunta debería incluir también los demás textos magisteriales del Papa, que a menudo son de gran trascendencia y pertenecen sin duda al conjunto de las afirmaciones doctrinales del Santo Padre. Dicho esto, las encíclicas se deben dividir por grupos de temas afines. Conviene recordar ante todo el tríptico trinitario de los años 1979-1986, que abarca las encíclicas Redemptor hominis, Dives in misericordia y Dominum et vivificantem. A la década 1981-1991 pertenecen las tres encíclicas sociales:

Laborem exercens, Sollicitudo rei socialis y Centesimus annus. Luego están las encíclicas que tratan temas de eclesiología: Slavorum apostoli (1985), Redemptoris missio (1990)y Ut unum sint (1995).
En el ámbito eclesiológico se puede situar también la última encíclica, hasta ahora, del Papa: Ecclesia de Eucharistia (2003), así como en cierto sentido, la encíclica mariana Redemptoris Mater (1987).

Ya en su primera encíclica el Papa había unido íntimamente los temas de la madre Iglesia y de la Madre de la Iglesia, ensanchándolos al ámbito histórico-teológico y pneumatológico: "Suplico sobre todo a María, la celestial Madre de la Iglesia, que se digne, en esta oración del nuevo Adviento de la humanidad, perseverar con nosotros que formamos la Iglesia, es decir, el Cuerpo místico de su Hijo unigénito. Espero que, gracias a esta oración, podamos recibir al Espíritu Santo que desciende sobre nosotros (cf. Hch 1, 8) y convertirnos de este modo en testigos de Cristo "hasta los últimos confines de la tierra"" (Redemptor hominis, 22). En la mariología, para el Papa, se encuentran todos los grandes temas de la fe: no hay encíclica que no concluya con una referencia a la Madre del Señor. Y, por último, tenemos tres grandes textos doctrinales, que pueden situarse en el ámbito antropológico:

Veritatis splendor (1993), Evangelium vitae (1995) y Fides et ratio (1998). La primera encíclica, Redemptor hominis, es la más personal, el punto de partida de todas las demás. Sería fácil demostrar que todos los temas sucesivos ya se hallaban anticipados en ella: el tema de la verdad y el vínculo entre verdad y libertad se afronta según toda la importancia que tiene en un mundo que quiere libertad pero considera la verdad una pretensión y lo contrario de la libertad. El celo ecuménico del Papa se aprecia ya en este primer gran texto magisterial. Los principales rasgos de la encíclica eucarística -Eucaristía y sacrificio, sacrificio y redención, Eucaristía y penitencia- ya se hallan presentes en sus grandes líneas. El imperativo "no matarás", que es el gran tema de la


Evangelium vitae, es anunciado con gran fuerza al mundo. Como hemos visto, la orientación del cristianismo hacia el futuro, típica del Papa, está relacionada con el tema mariano. Para el Papa, el vínculo entre la Iglesia y Cristo no es un vínculo con el pasado, una orientación hacia atrás, sino más bien el vínculo de quien es y da futuro, y que invita a la Iglesia a abrirse a un nuevo período de la fe. Su compromiso personal, su esperanza, pero también su profundo deseo de que el Señor nos conceda un nuevo presente de fe y de plenitud de vida, un nuevo Pentecostés, resulta evidente cuando, casi como una explosión, prorrumpe en una invocación: "La Iglesia de nuestro tiempo parece repetir cada vez con mayor fervor y con santa insistencia: ¡Ven, Espíritu Santo! ¡Ven! ¡Ven!" (Redemptor hominis, 18).

Todos estos temas que, como ya hemos dicho, anticipan toda la obra magisterial del Papa, están conectados por una visión cuya dirección fundamental debemos tratar de describir. Con ocasión de los ejercicios que, como cardenal arzobispo de Cracovia, predicó en 1976 a Pablo VI y a la Curia romana, explicaba que los intelectuales católicos polacos, en los primeros años de la posguerra, al inicio habían tratado de confutar, contra el materialismo marxista convertido ya en doctrina oficial, el valor absoluto de la materia. Pero pronto se desplazó el centro del debate: ya no versaba sobre las bases filosóficas de las ciencias naturales (aunque este tema mantiene siempre su importancia), sino sobre la antropología. El núcleo de la discusión pasó a ser: ¿qué es el hombre? La cuestión antropológica no es una teoría filosófica sobre el hombre; tiene un carácter existencial. Bajo esa cuestión subyace la cuestión de la redención. ¿Cómo puede vivir el hombre? ¿Quién tiene la respuesta a la cuestión sobre el hombre?, una cuestión muy concreta. ¿Quién puede enseñarnos a vivir: el materialismo, el marxismo o el cristianismo? Así pues, la cuestión antropológica es una cuestión científica y racional, pero, al mismo tiempo, es también una cuestión pastoral: ¿cómo podemos mostrar a los hombres el camino que lleva a la vida y ayudarles a comprender también a los no creyentes que sus interrogantes son también los nuestros y que, frente al dilema del hombre de hoy y de entonces, Pedro tenía razón cuando dijo al Señor: "Señor, ¿a quién iremos? Sólo tú tienes palabras de vida eterna" (Jn 6, 68). Filosofía, pastoral y fe de la Iglesia se funden en esta tensión antropológica. En su primera encíclica, Redemptor hominis, Juan Pablo II resumió, por decirlo así, los frutos del camino recorrido hasta entonces en su calidad de pastor de la Iglesia y como pensador de nuestro tiempo. Esa primera encíclica gira en torno a la cuestión del hombre. La expresión: "el hombre es el camino primero y fundamental de la Iglesia" (ib., 14) se ha convertido casi en un lema. Pero, al citarla, a menudo nos olvidamos de que poco antes el Papa había dicho: "Jesucristo es el camino principal de la Iglesia. Él mismo es nuestro camino "hacia la casa del Padre" (cf. Jn 14, 1 ss) y es también el camino hacia cada hombre" (ib., 13). Por consiguiente, también la fórmula del hombre como primer camino de la Iglesia prosigue así: "camino trazado por Cristo mismo, camino que inmutablemente conduce a través del misterio de la Encarnación y de la Redención" (ib., 14). Para el Papa, antropología y cristología son inseparables. Precisamente Cristo nos ha revelado qué es el hombre y a dónde debe ir para encontrar la vida. Este Cristo no es sólo un modelo de existencia humana, un ejemplo de cómo se debe vivir, sino que "está unido, en cierto modo, a todo hombre" (ib.). Cristo nos toca en nuestro interior, en la raíz de nuestra existencia, transformándose así, desde el interior, en el camino para el hombre. Rompe el aislamiento del yo; es garantía de la dignidad indestructible de cada persona y, al mismo tiempo, es quien supera el individualismo en una comunicación a la que aspira toda la naturaleza del hombre.
Para el Papa, el antropocentrismo es al mismo tiempo cristocentrismo, y viceversa. Contra la opinión según la cual sólo a través de las formas primitivas del ser humano (partiendo de abajo, por decirlo así) se puede explicar qué es el hombre, el Papa sostiene que solamente partiendo del hombre perfecto se puede comprender lo que es el hombre, y que desde este punto de vista se puede vislumbrar el camino del ser humano. A este respecto, habría podido referirse a Teilhard de Chardin, que decía: "La solución científica del problema humano no deriva exclusivamente del estudio de los fósiles, sino de una atenta observación de las características y de las posibilidades del hombre de hoy, que determinarán al hombre de mañana". Naturalmente, Juan Pablo II va mucho más allá de ese diagnóstico: en definitiva, sólo podemos comprender qué es el hombre mirando a Aquel que realiza plenamente la naturaleza del hombre, que es imagen de Dios, el Hijo de Dios, Dios de Dios y Luz de Luz. Así corresponde perfectamente a la orientación intrínseca de la primera encíclica, la cual, en la prosecución del Magisterio papal, se desarrolló formando, juntamente con otras dos encíclicas, el tríptico trinitario. La cuestión del hombre no se puede separar de la cuestión de Dios. La tesis de Guardini, según el cual sólo conoce al hombre quien conoce a Dios, encuentra una clara confirmación en esta fusión de la antropología con la cuestión de Dios. Echemos ahora una mirada a las otras dos tablas del tríptico trinitario. El tema de Dios Padre aparece velado, por decirlo así, en primer lugar, bajo el título Dives in misericordia. Se puede creer que la idea de tratar esta temática le vino al Papa de la devoción de la religiosa de Cracovia Faustina Kowalska, a la que posteriormente elevó al honor de los altares. Poner en el centro de la fe y de la vida cristiana la misericordia de Dios fue el gran deseo de esta santa mujer. Con la fuerza de su vida espiritual, ella puso de relieve la novedad del cristianismo, precisamente en nuestro tiempo, marcado por la irreligiosidad de sus ideologías. Basta recordar que Séneca, un pensador del mundo romano en muchos aspectos bastante cercano al cristianismo, dijo una vez: "La compasión es una debilidad, una enfermedad". Mil años después, san Bernardo de Claraval, con el espíritu de los santos Padres, encontró la admirable fórmula: "Dios no puede padecer, pero puede compadecer". Considero muy acertado que el Papa haya centrado su encíclica sobre Dios Padre en el tema de la misericordia divina. El primer subtítulo de la encíclica es: "Quien me ve a mí, ve al Padre" (Jn 14, 9). Ver a Cristo significa ver al Dios misericordioso. Conviene subrayar que en esta encíclica la digresión sobre la terminología bíblica de la misericordia divina en el Antiguo Testamento ocupa nada menos que tres páginas. En ella se explica también la palabra rahamim, que proviene de la palabra rehem (vientre materno), y confiere a la misericordia de Dios los rasgos del amor materno. El otro punto central de la encíclica es su profunda interpretación de la parábola del hijo pródigo, en la que la imagen del Padre resplandece en toda su grandeza y belleza. Quiero dedicar también unas pocas palabras a la encíclica sobre el Espíritu Santo, en la cual se trata el tema de la verdad y de la conciencia. Según el Papa, el auténtico don del Espíritu Santo es "el don de la verdad de la conciencia y el don de la certeza de la redención" (Dominum et vivificantem, 31). Así pues, en la raíz del pecado está la mentira, el rechazo de la verdad. "La "desobediencia", como dimensión originaria del pecado, significa rechazo de esta fuente por la pretensión del hombre de llegar a ser fuente autónoma y exclusiva en decidir sobre el bien y el mal" (ib., 36). La perspectiva fundamental de la encíclica Veritatis splendor ya aparece aquí muy claramente. Es evidente que el Papa, precisamente en la encíclica sobre el Espíritu Santo, no se detiene en el diagnóstico de nuestra situación de peligro, sino que hace ese diagnóstico para preparar el camino a la curación. En la conversión, el afán de la conciencia se transforma en amor que sana, que sabe sufrir: "El dispensador oculto de esa fuerza salvadora es el Espíritu Santo" (ib., 5). He comentado ampliamente -tal vez demasiado ampliamente- el tríptico trinitario, porque contiene todo el programa de las encíclicas sucesivas y lo relaciona con la fe en Dios. Ahora no tendré más remedio que limitarme a algunos rasgos esquemáticos de las demás encíclicas. Las tres grandes encíclicas sociales aplican la antropología del Papa a la problemática social de nuestro tiempo. Juan Pablo II subraya la primacía del hombre sobre los medios de producción, la primacía del trabajo sobre el capital y la primacía de la ética sobre la técnica. En el centro está la dignidad del hombre, que es siempre un fin y jamás un medio. A partir de aquí se esclarecen las grandes cuestiones actuales de la problemática social en contraposición crítica tanto con el marxismo como con el liberalismo. Las encíclicas eclesiológicas merecerían una reflexión profunda, que no puedo hacer aquí. Ecclesia de Eucharistia considera a la Iglesia desde el interior y desde lo alto, y así capta su capacidad de crear comunión; Redemptoris Mater trata de la prefiguración de la Iglesia en María y del misterio de su maternidad; las otras tres encíclicas de este grupo presentan los dos grandes ámbitos relacionales en los que vive la Iglesia: el diálogo ecuménico -como búsqueda de la unidad de los bautizados en obediencia al mandato del Señor, según la lógica intrínseca de la fe, que ha sido enviada al mundo por Dios como fuerza de unidad- es el primer ámbito relacional que el Papa, con toda la fuerza de su celo ecuménico, introduce en la conciencia de la Iglesia con la Ut unum sint. También Slavorum apostoli es un texto ecuménico de particular belleza. Por una parte, se sitúa en la relación entre Oriente y Occidente; y, por otra, muestra la vinculación entre la fe y la cultura, y la capacidad que tiene la fe para crear cultura, pues llega al fondo y experimenta una nueva dimensión de la unidad. El otro ámbito relacional atañe a los hombres que profesan religiones no cristianas o viven sin religión, para anunciarles a Jesús, del que Pedro dijo a los fariseos: "En ningún otro hay salvación, pues ningún otro nombre nos ha sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por el cual podamos ser salvos" (Hch 4, 12). En la Redemptoris missio el Papa explica la relación entre diálogo y anuncio. Muestra que la misión, el anuncio de Cristo a todos los que no lo conocen, sigue siendo siempre una obligación, pues todo hombre espera en su interior a aquel que es a la vez Dios y hombre, al "Redentor del hombre". Veamos, por último, las tres grandes encíclicas en las que la temática antropológica se desarrolla bajo diversos aspectos. Veritatis splendor no sólo afronta la crisis interna de la teología moral en la Iglesia, sino que pertenece al debate ético de dimensiones mundiales, que hoy se ha transformado en una cuestión de vida o muerte para la humanidad. Contra una teología moral que en el siglo XIX se había reducido de modo cada vez más preocupante a casuística, ya en los decenios anteriores al Concilio se había puesto en marcha un decidido movimiento de oposición. La doctrina moral cristiana se debía formular nuevamente desde su gran perspectiva positiva a partir del núcleo de la fe, sin considerarla como una lista de prohibiciones. La idea de la imitación de Cristo y el principio del amor se desarrollaron como las directrices fundamentales, a partir de las cuales podían organizarse los diversos elementos de la doctrina. La voluntad de dejarse inspirar por la fe como luz nueva que hace transparente la doctrina moral había llevado a alejarse de la versión iusnaturalista de la moral en favor de una construcción de perfil bíblico e histórico-salvífico. El concilio Vaticano II había confirmado y reafirmado estos enfoques. Pero el intento de construir una moral puramente bíblica resultó imposible ante las demandas concretas de la época. El puro biblicismo, precisamente en la teología moral, no es un camino posible. Así, de modo sorprendentemente rápido, después de una breve fase en la que se trató de dar a la teología moral una inspiración bíblica, se intentó una explicación puramente racional del ethos, pero la vuelta al pensamiento iusnaturalista resultó imposible: la corriente antimetafísica, que tal vez ya había contribuido al intento biblicista, hacía que el derecho natural pareciera un modelo anticuado y ya inadecuado. Se quedó a merced de una racionalidad positivista que ya no reconocía el bien como tal. "El bien es siempre -así decía entonces un teólogo moral- sólo mejor que...". Quedaba como criterio el cálculo de las consecuencias. Moral es lo que parece más positivo, teniendo en cuenta las consecuencias previsibles. No siempre el consecuencialismo se aplicó de modo tan radical. Pero al final se llegó a una construcción tal, que se disuelve lo que es moral, pues el bien como tal no existe. Para ese tipo de racionalidad ni siquiera la Biblia tiene algo que decir. La sagrada Escritura puede proporcionar motivaciones, pero no contenidos. Pero si las cosas fueran así, el cristianismo como "camino" -así debería y quisiera ser- resultaría un fracaso. Y si antes desde la ortodoxia se había llegado a la ortopraxis, ahora la ortopraxis se convierte en una trágica ironía: porque en el fondo no existe. El Papa, por el contrario, con gran decisión volvió a dar legitimidad a la perspectiva metafísica, que es sólo una consecuencia de la fe en la creación. Una vez más, partiendo de la fe en la creación, logra vincular y fundir antropocentrismo y teocentrismo: "la razón encuentra su verdad y su autoridad en la ley eterna, que no es otra cosa que la misma sabiduría divina. (...) En efecto, la ley natural (...) no es otra cosa que la luz de la inteligencia infundida en nosotros por Dios" (Veritatis splendor, 40). Precisamente porque el Papa es partidario de la metafísica en virtud de la fe en la creación, puede comprender también la Biblia como Palabra presente, unir la construcción metafísica y bíblica del ethos. Una perla de la encíclica, significativa tanto filosófica como teológicamente, es el gran pasaje sobre el martirio. Si ya no hay nada por lo que valga la pena morir, entonces también la vida resulta vacía. Sólo si existe el bien absoluto, por el que vale la pena morir, y el mal eterno que nunca se transforma en bien, el hombre es confirmado en su dignidad y nosotros nos vemos protegidos de la dictadura de las ideologías. Este punto es fundamental también para la encíclica Evangelium vitae, que el Papa escribió a petición apremiante del Episcopado mundial, pero que es igualmente expresión de su apasionada lucha por el respeto absoluto de la dignidad de la vida humana. La vida humana, donde se la trata como mera realidad biológica, se convierte en objeto del cálculo de las consecuencias. Pero el Papa, con la fe de la Iglesia, ve la imagen de Dios en el hombre, en todo hombre, sea pequeño o grande, sea débil o fuerte, sea útil o parezca inútil. Cristo, el Hijo mismo de Dios hecho hombre, murió por todo hombre. Esto confiere a cada hombre un valor infinito, una dignidad absolutamente intocable. Precisamente porque en el hombre hay algo más que mera bios, también su vida biológica resulta infinitamente valiosa. No queda a disposición de cualquiera, pues está revestida de la dignidad de Dios. No hay consecuencias, por más nobles que sean, que puedan justificar experimentos sobre el hombre. Después de todas las experiencias crueles de abuso del hombre, aunque las motivaciones pudieran parecer muy elevadas moralmente, esas palabras eran y son necesarias. Resulta evidente que la fe es la defensa de la humanidad. En la situación de ignorancia metafísica en la que nos encontramos, y que resulta a la vez atrofia moral, la fe se muestra como lo humano que salva. El Papa, como portavoz de la fe, defiende al hombre contra una moral aparente que amenaza con aplastarlo.


Por último, debemos considerar la gran encíclica Fides et ratio, sobre la fe y la filosofía. El tema de la verdad, que marca toda la obra magisterial del Santo Padre, se desarrolla aquí en todo su dramatismo. Afirmar la cognoscibilidad de la verdad, o sea, anunciar el mensaje cristiano como verdad reconocida, se ve hoy en gran medida como un ataque a la tolerancia y al pluralismo. La verdad se convierte incluso en una palabra prohibida. Pero precisamente aquí entra en juego, una vez más, la dignidad del hombre. Si el hombre no es capaz de llegar a la verdad, entonces todo lo que piensa y hace es puro convencionalismo, mera tradición. Como hemos visto, no le queda sino el cálculo de las consecuencias. Pero, ¿quién puede abarcar realmente con la mirada las consecuencias de las acciones humanas? Si es así, todas las religiones son sólo tradiciones, y naturalmente también el anuncio de la fe cristiana es una pretensión colonialista o imperialista. El cristianismo no está en contradicción con la dignidad del hombre únicamente si la fe es verdad, pues no daña a nadie; más aún, es el bien lo que nos debemos recíprocamente. Como resultado de los grandes éxitos en el ámbito de las ciencias naturales y de la técnica, la razón ha perdido la valentía ante los grandes interrogantes del hombre: sobre Dios, sobre la muerte, sobre la eternidad, sobre la vida moral. El positivismo se extiende sobre el ojo interior del hombre como una catarata. Pero si estos interrogantes, decisivos al final para nuestra vida, quedan relegados al ámbito de la pura subjetividad y, por tanto, en definitiva, de la arbitrariedad, nos hemos quedado ciegos por lo que atañe a nuestra realidad de hombres. Partiendo de la fe, el Papa pide a la razón que tenga la valentía de reconocer las realidades fundamentales. Si la fe no tiene la luz de la razón, se reduce a pura tradición, y con ello declara su profunda arbitrariedad. La fe no necesita la valentía de la razón por sí misma. No está contra ella, sino que la impulsa a pretender de sí las grandes cosas para las cuales ha sido creada. Sapere aude: con este imperativo Kant describió la naturaleza del iluminismo. Se podría decir que el Papa, de un modo nuevo, apela a una razón que se ha hecho metafísicamente pusilánime: Sapere aude! Pretende de ti misma poder hacer grandes cosas. A esto estás destinada. La fe -así nos dice el Papa- no quiere hacer que calle la razón, sino que la quiere liberar del velo de la catarata que, frente a los grandes interrogantes de la humanidad, está ampliamente extendido sobre ella. Una vez más, se ve que la fe defiende al hombre en su realidad de ser humano. Josef Pieper expresó una vez este pensamiento: "En la época final de la historia, bajo el señorío de la sofística y de una pseudofilosofía corrupta, la verdadera filosofía se podrá unir en la unidad primordial con la teología" y afirmó que así, al final de la historia, "la raíz de todas las cosas y el sentido último de la existencia -que quiere decir: el objeto específico de la filosofía- será visto y considerado sólo por los que creen". Ahora bien, nosotros no estamos, en la medida en que se puede saber, al final de la historia. Pero corremos el peligro de negar a la razón su auténtica grandeza. Y el Papa considera, con razón, que la fe está llamada a impulsar a la razón a tener nuevamente la valentía de la verdad. Sin la razón, la fe fracasa; sin la fe, la razón corre el riesgo de atrofiarse. Está en juego el hombre. Pero, para que el hombre sea redimido, hace falta el Redentor. Necesitamos a Cristo, hombre, que es hombre y Dios, "sin confusión ni división" en una única persona, Redemptor hominis.”